El defensor y las habilidades comunicativas que debe de tener en Penal

La evolución del juicio, en el que antaño prevalecía la escrituralidad, donde los juicios se realizaban por medio de escritos, en una suerte de intercambios epistolares, donde las partes tenían que competir por quien escribía mejor ha pasado ya al olvido con las nuevas reformas implementadas al proceso penal, donde ahora el debate oral es el punto central de juicio, requiere que las partes, por un lado el defensor y por otra parte el ministerio público requieran de habilidades comunicativas, el poder hablar bien, de manera concreta, sencilla y eficaz, y esto no se logra con habilidades heredadas, el talento innato para hablar en público, sino que, más importante, requiere de esfuerzo, de estudio, de práctica.



El debate en juicio requiere que nosotros tengamos presente siempre que hay ciertos principios que debemos de respetar si queremos hacer un buen trabajo de defensor, lo primero es aceptar que hay un debate, que hay una posición contraria a la nuestra, que también tiene fortalezas y obviamente debilidades, al igual que nuestra posición. El orden es fundamental para el éxito de nuestros alegatos orales, un orden cronológico, no entreveremos los sucesos, planifiquemos bien nuestro discurso para no confundir al juez y para no perder la oportunidad de comunicar las bondades de nuestra teoría del caso. Otro punto es el respeto a la dignidad de la persona humana, se lucha con los argumentos, no con ataques personales que poco beneficio nos traen y que solo generan animadversión hacia nosotros. Siempre hay que tener en cuenta que es posible que en algunos argumentos fallemos, reconocerlo podría significar replantear y buscar una solución o alternativa al problema, el no reconocerlo, y ponernos tercos aún a sabiendas de sus posibles consecuencias por no afrontarlo a tiempo puede hacer que nuestra teoría del caso termine cayendo irremediablemente.

El defensor debe de tener a su disposición ciertas características que debe saber usarlas, entre estas tenemos a su credibilidad (que sería ideal, pero del que solo gozan personas que ya se han hecho de un nombre en el mundo de los procesos judiciales), el entusiasmo medido que contagiará a su público y lo mantendrá atento, la serenidad que requiere el poder hablar sin abrumarse o ponerse nervioso de más.

El juicio es un sistema donde interactúan personas, y estas deben de comunicarse efectivamente entre ellas, en el juicio penal contamos con el imputado a quien se le acusa de un delito, y que en muchas veces no tiene la más mínima idea de las reglas de juicio y que por ello debe contar con un abogado quien asegure su defensa efectiva, en su contraparte, como el acusador, tenemos al fiscal quien tendrá una teoría del caso opuesta a la defensa, los testigos también tendrán que ser parte del debate oral y el árbitro, el que lleva todo este debate en orden y que en última instancia decide quien tiene la razón, el juez; todos estos participantes interactúan y deben de hacerlo correctamente, siendo concisos y no redundantes.

Lo que buscamos con nuestra comunicación en juicio es persuadir a las personas que nos escuchan, en especial al juez y si se puede al mismo fiscal quien puede darse cuenta del poder de nuestros argumentos y las contradicciones que podemos hacer notar en la acusación y para ello nuestro discurso tiene que estructurarse y siempre ser coherente con nuestra teoría del caso, se debe saber de ante mano qué es lo que debemos decir, utilizando para ello las cuestiones jurídicas, fácticas y probatorias.

Una vez nosotros sabemos lo que vamos a decir, tenemos que estructurarlo de manera tal que nuestro auditorio lo pueda entender sin mayor dificultad, y para ello es bueno tener siempre presente que el inicio de la presentación, el exordio, es parte importante para atraer la atención, y para ello debemos de narrar los hechos relevantes, y que la historia que contamos pueda ser verosimil, siguiendo un orden preferentemente cronológico, pues eso permitirá a la audiencia seguirnos sin confundirse, la narración debe ser breve y concisa sin necesidad de agregar episodios innecesarios pues aburriremos a los que nos oyen.

Otro punto importante de nuestro discurso de los hechos, son las pruebas en las que nos apoyamos, en las que se apoyan nuestros argumentos, pues no solo basta el decir cómo sucedieron los hechos sino el cómo probar que así sucedieron, teniendo en cuenta que, la carga de probar principalmente corresponde a la fiscalía en los juicios penales, eso no quiere decir que el defensor adopte una actitud pasiva, también tiene que presentar las pruebas que consoliden su teoría del caso, además tiene que analizar las pruebas ofrecidas por fiscalía y contradecir las mismas. En cuanto a los argumentos que utilicemos en el debate, estos pueden ser de diversos tipos, pero siempre se tiene que buscar atacar los argumentos de la contraparte o del testigo o perito, pero sin que el ataque sea personal, siempre respetando la dignidad de los presentes, hacerlo de manera contraria puede que genere cierta animadversión al defensor y que esta animadversión se refleje en un rechazo a su teoría del caso. Nuestra argumentación debe contar de una conclusión, y esta conclusión a su vez es producto de una premisa o premisas.

La refutación, es pieza fundamental del debate, pues de no haberlo serían dos simples monólogos y al final el juez solo decidiría en base a que relato es el más convincente o el que le gusta más, cuando lo convincente solo podría ser en apariencia, la contradicción permite apreciar los fallos que a primera vista no podría el juez percatarse, el defensor por lo tanto tiene que estar atento a los hechos que la fiscalía pretende sean tomado por ciertos, asimismo de las pruebas que esta acompaña para afirmar las mismas.

Para realizar todo lo anterior es necesario que el defensor use tanto el lenguaje verbal como el no verbal adecuadamente, y para ello tiene que estar seguro de si mismo, tiene que conocer el auditorio y también los hechos que va a relatar, estar convencido de su teoría del caso, estructurar adecuadamente su discurso, y esto requiere ensayar las veces que fuera necesario su discurso, asimismo, puede apoyarse de apoyos audiovisuales, como presentaciones, reproducción de vídeo, asimismo no descuidar su aspecto personal, recordando que esta en un escenario donde el Estado a través del juez impartirá justicia, en un proceso, donde no solo se considera lo que se oye sino también lo que se ve.

 


Tarea semanal del curso: Destrezas y técnicas de litigación oral.

Alumno: JPMV

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